Muchas personas tratan al autismo como si fuera una enfermedad terminal, donde no hay mañana, no hay nuevas oportunidades, no hay vida después esto, y es una situación en la cual hay víctimas y un castigo para aquel que le toca vivirlo.
La realidad es totalmente diferente y aunque vas a ver que tiene ciertas complicaciones y que todos los días no van a ser del todo buenos, la gran mayoría del tiempo si tu hijo recibe el apoyo adecuado va a estar muy bien y va a llevar una vida acorde a su edad y sus necesidades.
Los comentarios negativos en torno al Autismo lastiman de muchas formas a las familias que tienen uno o más familiares dentro de este espectro, por lo cual es fundamental empezar a entender que no todo comentario busca apoyar, ni toda persona que dice entender al autismo lo hace en realidad.
He visto muchas familias seguir el camino de otras en busca de recetas mágicas y “curas” maravillosas o milagrosas, dejándose arrastrar por la situación y no enfrentando la situación como se debe, sino problematizándola y haciéndola parecer una carga que no tiene fin.
Seguramente como madre te ha pasado más de una vez que cuando comentas que tu hijo tiene autismo te dicen, pobre de ti, que pena, ¿y se va a sanar?, y tú no sabes que responder. Esta ignorancia hace que te alejes o rechaces ciertos contactos y a partir de ahí veas la vida de una forma un tanto más negativa y dejando de disfrutar a tu hijo, su crecimiento, su desarrollo, sus formas de ser y ver la vida.
Es importante que empieces a disfrutar de este proceso, los logros, las alegrías, las cosas que te parecen un tanto diferentes, los avances en su vida, en su escuela, en su entorno social.
Disfrutar no es una obligación por que entiendo la situación y lo difícil que es en ocasiones, sin embargo, para tu hijo disfrutar si es una obligación, por los recuerdos que irá generando, por lo cual es fundamental que como madre procures ver la situación como es, y trabajes en ella o más pronto posible, que llenes a tu hijo de experiencias positivas, que le compartas amor y calma, que te rías con él, juegues y te diviertas, y también que lo ayudes a integrarse de una mejor manera, cumpla y respete normas, sea más autónomo e independiente, que pueda cubrir los roles propios de su edad y que su vida sea alegre y no una sensación de estoy mal y debo hacer las cosas de una manera diferente.
Explora con él sus posibilidades, acompáñalo en su camino, intégralo a su familia, acompáñalo a desarrollar nuevas habilidades, dale la confianza necesaria para que sepa que si puede y siempre podrá hacer todo lo que se proponga.
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