Muchas veces en la labor con Autismo se trabaja en base a un diagnóstico y en ocasiones este proceso puede llegar a ser muy demoroso o muy tardado para la persona y esta se queda sin recibir un apoyo necesario, es aquí donde se trabaja en base a una observación clínica y una evaluación de conductas.
Seguramente como madre te ha pasado esto, tener que esperar turnos que en ocasiones son de hasta dos meses o más de espera, y este tiempo lo sigues sufriendo en casa sin saber cómo apoyar a tu hijo o sin saber qué hacer con las conductas de tu hijo.
Al decir trabajar con las conductas es expresar que necesariamente hay conductas que se asemejan al Autismo y esto hace sospechar que tu hijo pueda pertenecer a este espectro por lo cual se enfoca el trabajo en modificar estas conductas, entenderlas y darle una mejor respuesta, sin embargo muchas veces la gran mayoría de madres espera hasta tener un diagnóstico para empezar el proceso de atención, muchas de ustedes con la esperanza de que sea otro diagnóstico, que haya existido una equivocación o que te diga que tiene tu hijo un padecimiento curable o en otras palabras que está enfermo de algo y no que tiene una condición que durará toda su vida.
Las conductas son estas banderas que aparecen a lo largo de la vida de tu hijo que te van indicando hacia donde está orientándose el desarrollo de él, por lo cual es necesario que seas muy honesta al ver a tu hijo y no trates de esconder estas conductas diciendo frases como: “es que yo era así”, “no es nada ya pronto se le pasará”, “es que está mimado”, entre otras varias afirmaciones que sueles hacer con pretextos de dar menos valor al diagnóstico queriendo normalizar a tu hijo.
Por lo cual es muy necesario que seas tú la encargada de comunicar a tu terapeuta o al de tu hijo cuales son estas conductas que está mostrando en casa o en la escuela, a qué hora ocurre, que pasó antes o después de mostrar esta conducta, desde cuando empezó, si lo hacía o no antes, si lo volvió a hacer o si tiene algún problema escolar, familiar o médico y por ese motivo empezó a mostrarse así.
Recuerda que estas conductas son el reflejo muchas veces de lo que pasa en casa, si hay violencia o malos tratos, si hay atención o no, tu hijo es un reflejo nada más de esta situación.
Por ende, trabajar o no con tu hijo más allá de que tenga o no un diagnóstico es fundamental para ayudarte a ti a tener mayor calma y tranquilidad, ir conociendo que necesidades tiene tu hijo, como apoyar el proceso escolar o de adaptación al trabajo, que se debe hacer en el entorno familiar, recuerda que la terapia no se debe centrar en tu hijo únicamente, necesita centrarse en el entorno, la familia, la escuela, todo esto en conjunto.
Trabajar con las conductas que se parezcan al autismo, y después de algún tiempo conseguir un diagnostico indicando otro trastorno o de otro tipo te va a ayudar a entender la situación y dar la atención que tu hijo necesita.
Hacer algo con lo que está pasando es fundamental para que tu como madre te sientas más segura, y él pueda encontrar las herramientas para poder tener una mejor calidad de vida, sus conductas son las que irá modificando y si al final del camino no cuenta con un diagnóstico de TEA, tu como madre trabajaste esas conductas y ahora tu hijo ya sabe cómo gestionar mejor sus emociones y a partir de ahí ayudarte en el nuevo camino que vas a emprender junto con él.
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